El juez considera que el parto se llevó a cabo "con un riesgo conocido y ni siquiera valorado". Las dificultades del feto para descender correctamente obligó al personal del hospital a utilizar los fórceps de Naegele y a fracturarle deliberadamente la clavícula para extraerlo, lo que ha provocado en la niña una parálisis braquial que la limita para sus actividades de la vida diaria.